Esos ojos que hablan por si solos.
La profundidad del infinito en un momento etéreo.
La belleza de la simplicidad.
Donde fuimos uno.
Donde vencimos las leyes de la física y ocupamos el mismo espacio.
Donde la luz de tungsteno baño las sombras y las hizo luz.
Así quedo el tiempo detenido donde el tiempo no importaba.
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